La industria de la moda y su comportamiento como consumidores han acabado siendo uno de los mayores responsables de la degradación medioambiental. Desde la producción de materias primas hasta la eliminación de las prendas, cada etapa del ciclo de vida de un producto textil tiene una huella medioambiental.
La industria de la moda es responsable de aproximadamente el 10% de las emisiones globales de carbono, más que otras industrias como el transporte o la construcción. También es el segundo mayor consumidor de agua del mundo. Por ejemplo, una sola camiseta de algodón requiere unos 2.700 litros de agua para producirla.
La moda es también uno de los mayores productores de residuos, con una estimación de 5 millones de toneladas de residuos textiles generados anualmente en 2024 sólo en la UE. Esta enorme producción de residuos suele acabar en vertederos o en plantas incineradoras, desaprovechando la posibilidad de reutilizar o reciclar.
El agua es uno de los recursos más importantes de la tierra, siendo el responsable de la vida. Como sociedad, debemos cuidarla, y la industria de la moda es notoria por su excesivo uso de agua y su contaminación debido a algunas sustancias químicas liberadas en el agua. Los procesos de teñido y acabado suelen ser los momentos de la producción en los que estas sustancias tóxicas se liberan en el agua, afectando a la vida acuática y a la salud humana.
La huella de carbono de la industria de la moda es asombrosa, desde la energía utilizada en la fabricación hasta el transporte de mercancías. En 2024, el impulso a la producción de proximidad y la promoción de fuentes de energía renovables y prácticas de eficiencia energética son cruciales para reducir estas emisiones de la producción y la logística.
Las fibras sintéticas de plásticos como el poliéster, el nailon y el acrílico son frecuentes en la moda moderna. Al lavarse, estos materiales desprenden microplásticos, que finalmente pueden acabar en ríos, mares, océanos u otras fuentes de agua. Estos microplásticos son ingeridos por la vida marina, entrando en la cadena alimentaria y planteando riesgos para la salud de los seres humanos. Desarrollar tejidos sintéticos a partir de contenidos reciclados, como redes de plástico o prendas viejas, es una de las innovaciones más importantes para la industria de la moda.
La producción de fibras naturales, como el algodón o la lana, requiere grandes cantidades de tierra, lo que provoca la deforestación y la pérdida de biodiversidad en algunas zonas. Además, el uso de pesticidas y fertilizantes en el cultivo puede dañar la salud del suelo y los ecosistemas locales.
Uno de los retos más importantes de la moda es crear un equilibrio sostenible para cultivar este tipo de fibras sin prácticas perjudiciales para el medio ambiente como la deforestación.
De hecho, la industria textil está produciendo fibras naturales orgánicas para luchar contra esta situación. Puedes encontrar una amplia selección de tejidos de fibras orgánicas en el marketplace de Recovo.
La moda rápida y su auge han protagonizado la industria de la moda durante la última década, creando comportamientos de sobreconsumo en los consumidores cuya demanda obliga a la industria textil a aumentar su huella climática. Los consumidores compran más, se ponen las prendas menos veces y las desechan rápidamente, lo que provoca un aumento de los residuos y del consumo de recursos.
La concienciación de los consumidores es una poderosa herramienta para impulsar el cambio: si los consumidores demandan ropa más sostenible, las marcas producirán prendas más sostenibles. En 2024, cada vez más personas son conscientes del impacto medioambiental de sus elecciones de moda, y tanto las marcas como las autoridades están desarrollando campañas educativas para persuadirles de que cambien sus hábitos de compra y consumo. La transparencia se ha convertido en una de las características más importantes de estas políticas, promoviendo que los consumidores de moda y textil sean más decididos y tomen decisiones más informadas.
Los consumidores son uno de los actores clave más importantes en la transición de la moda hacia la circularidad. Si optan por elecciones de moda circular como comprar marcas ecológicas, elegir calidad en lugar de cantidad y apoyar los mercados de segunda mano y vintage, se impulsará la transición de la moda hacia la circularidad.
Los gobiernos decidieron cambiar la industria de la moda para siempre. Debido a acuerdos internacionales, como el Acuerdo de París, autoridades como la Comisión Europea pretenden reducir las emisiones de carbono y promover prácticas sostenibles, lanzando normativas como el Reglamento de Diseño Ecológico de Productos Sostenibles.
Los gobiernos deben incentivar las prácticas sostenibles para promover prácticas de economía circular dentro de la industria textil. Las exenciones fiscales, las subvenciones y los subsidios para las empresas con un modelo de negocio circular fomentan la adopción de tecnologías y prácticas sostenibles por parte de otras empresas.
Los materiales sostenibles son muy importantes para reducir el impacto medioambiental de los textiles.
son alternativas ecológicas al algodón convencional, que es un material que consume mucha tierra. Por otro lado, los materiales reciclados, como el poliéster reciclado, también son una alternativa para reducir los residuos y el consumo de recursos.
Los consumidores deben apoyar a las marcas éticas que tienen la sostenibilidad y las prácticas éticas en los valores de su organización. Buscar certificaciones como Fair Trade, Global Organic Textile Standard (GOTS) y Bluesign, que indican que una marca cumple con altos estándares medioambientales y sociales, es una buena técnica para identificar marcas comprometidas con la sostenibilidad.
Comprar de segunda mano y vintage es una forma sostenible de cambiar de armario más a menudo. Reutilizar prendas de otros es uno de los métodos para reducir los residuos que genera la moda y reducir la producción innecesaria.
El futuro de la moda sostenible pasa por la innovación. Los avances tecnológicos están allanando el camino hacia materiales y métodos de producción más sostenibles. El cuero cultivado en laboratorio y los tejidos biodegradables se perfilan como alternativas ecológicas a los materiales tradicionales.
La moda circular ha ganado popularidad entre gobiernos y sociedades de todo el mundo como alternativa para desarrollar una economía sostenible y competitiva. Este modelo de negocio se centra en el diseño para eliminar los residuos y la contaminación, mantener los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales. Marcas de diversos sectores están adoptando prácticas circulares, como mercados de telas deadstock, programas de devolución, software para reducir la producción de residuos de una empresa, y servicios de alquiler de ropa, entre otros.
En los últimos años se ha popularizado un enfoque más circular entre los consumidores. Las marcas, las autoridades y otras partes interesadas en la moda están empoderando a los consumidores para que tomen decisiones sostenibles a través de información transparente, educación y opciones sostenibles más accesibles. A medida que crezca la demanda de moda sostenible por parte de los consumidores, la industria se verá obligada a adaptarse.
Las políticas y regulaciones sólidas desempeñarán un papel crucial en la configuración del futuro de la moda sostenible. Los gobiernos deben seguir aplicando y haciendo cumplir las normas medioambientales, incentivar las prácticas sostenibles y hacer que la industria de la moda se responsabilice de su impacto.
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