En una época en la que la conciencia medioambiental de la sociedad va en aumento, la industria de la moda está en el punto de mira por su impacto medioambiental.
Una solución innovadora que se ha popularizado durante los últimos años es el uso de tejidos deadstock. Pero, ¿qué son exactamente los tejidos deadstock?
Los tejidos deadstock se refieren a materiales o prendas que permanecen sin usar o sin vender debido a un exceso de producción o a pequeños defectos que no cumplen con los estándares de control de calidad. Estas soluciones de suministro de tejidos surgieron de los principios de la economía circular, donde en lugar de desechar estos materiales, algunas marcas sostenibles optan por reutilizarlos, reduciendo así su huella medioambiental.
Contrariamente a la creencia popular, los tejidos deadstock no son necesariamente inutilizables debido a daños o defectos. Suele ser el resultado de que las marcas encargan telas en exceso para cumplir con los mínimos de producción o de que las fábricas textiles se quedan con telas sobrantes debido a pedidos cancelados o cambiados, que son telas en perfecto estado que acaban amontonadas en los almacenes.
Estas telas sobrantes también pueden proceder de retales de fábrica, recortes e incluso de fábricas en las que falló el control de calidad durante la producción. Según el Informe de Moda Circular de Recovo, el 75% de las marcas de moda generan entre un 1% y un 50% de sobrantes de tejidos una vez finalizadas sus colecciones.
Uno de los beneficios más significativos del uso de tejidos deadstock es la reducción de los residuos textiles. Al incorporar estos materiales a la producción de prendas de vestir, las marcas pueden ayudar a conservar los recursos y mitigar el daño medioambiental.
El abastecimiento a partir de los tejidos deadstock de una marca o de otras marcas reducirá su huella climática y los costes de suministro de una marca. La reutilización de los tejidos sobrantes evita que los materiales valiosos acaben en los vertederos y les da una segunda vida.
La industria de la moda es conocida por su enorme huella de agua y carbono debido a su importante uso intensivo de recursos. Por ejemplo, producir una sola camiseta de algodón puede consumir hasta 2.700 litros de agua. Este enorme consumo excesivo de agua puede evitarse si las marcas reutilizan los materiales existentes en lugar de desecharlos o desperdiciarlos.
Los tejidos deadstock suelen venir en cantidades limitadas, lo que obliga a las marcas a ser creativas en su uso. Esta limitación puede llevar a la creación de productos únicos y singulares que destaquen en el mercado.
Por ejemplo, un diseñador podría utilizar un stock limitado de tejido de stock muerto para crear una colección de piezas exclusivas, ofreciendo a los consumidores algo especial y distintivo. Algunas de las marcas de lujo más populares del mercado aprovechan esta situación para crear sus colecciones bajo propuestas de exclusividad y valor de sostenibilidad, como las sandalias Totem 1.1 de OMÔL creadas a partir de tejidos deadstock de Recovo, que fusionan circularidad y diseño de alta costura.
El auge de la moda rápida ha dado lugar a una producción textil excesiva, una vida útil corta de las prendas y una cantidad significativa de residuos. Los tejidos Deadstock ofrecen a las marcas la oportunidad de romper este ciclo y adoptar prácticas más sostenibles. Los tejidos deadstock rompen con esta cultura de consumo lineal "tomar-hacer-desechar" que la moda rápida popularizó durante la última década y anima a las marcas a adoptar una economía circular en la que los materiales se reutilizan.
Una economía circular tiene como objetivo ampliar el ciclo de vida del producto, manteniendo los productos, materiales y recursos en uso durante el mayor tiempo posible. Los tejidos en desuso se convirtieron en una solución perfecta para implantar este modelo de negocio reutilizando los materiales existentes en lugar de producir otros nuevos.
Este nuevo enfoque del modelo de abastecimiento textil no sólo reduce los residuos, sino que también promueve la sostenibilidad en la industria de la moda. Al ampliar el ciclo de vida de los tejidos y mantenerlos en circulación, las marcas pueden contribuir a un ecosistema de la moda más circular y sostenible.
La situación económica mundial de la pandemia de COVID-19 creó un nuevo panorama para la industria de la moda. La mayoría de las empresas reevaluaron sus prácticas para buscar alternativas sostenibles a la vez que aseguraban sus fuentes debido a las dificultades logísticas.
La mayoría de los productores textiles más importantes del mundo se encuentran en países como India o Bangladesh, y el suministro de las marcas de moda de otros países durante la pandemia y la pospandemia se vio limitado debido al cierre de fronteras u otros problemas logísticos. Esta situación llevó a las marcas de moda a buscar otras fuentes para abastecerse, y una de las soluciones más fáciles y baratas fueron los tejidos deadstock.
Una de las mejores soluciones para abastecerse de tejidos deadstock es comprobar los tejidos sobrantes en el almacén de la propia marca. Implementar esta solución circular mediante un software, como el software circular CiMS de Recovo, cuyo objetivo es reintroducir los tejidos sobrantes de la marca, reduciendo su impacto medioambiental y los costes de abastecimiento, asegurando el suministro de una marca para próximas colecciones.
Los tejidos sobrantes han surgido como una prometedora solución circular para luchar contra el impacto textil en el medio ambiente. Reutilizar y dar un nuevo uso a los materiales en desuso es la solución perfecta para que las marcas promuevan una economía circular con menores costes.
Los consumidores son probablemente la parte interesada más importante en este cambio hacia la moda sostenible. Promover marcas circulares y educarles para que adquieran prácticas más sostenibles puede impulsar la demanda de hábitos de consumo más respetuosos con el medio ambiente y animar a más marcas a introducir modelos de negocio de economía circular en sus estrategias.
Esta demanda impulsada por los consumidores puede acelerar la transición hacia una industria de la moda más sostenible. Cada vez más consumidores dan prioridad a las marcas comprometidas con la sostenibilidad, lo que motiva a otras marcas a explorar soluciones más innovadoras para cubrir esta próxima demanda creciente.
Aunque los tejidos deadstock ofrecen una solución viable a algunos de los retos medioambientales de la industria de la moda, no son una solución completa. Las marcas deben seguir explorando otras opciones y prácticas de tejidos sostenibles para alcanzar los objetivos de sostenibilidad de la sociedad ante la situación medioambiental actual. Invertir en nuevas tecnologías y materiales que minimicen el impacto medioambiental y garantizar prácticas de producción éticas en todas sus operaciones es un requisito para la industria textil.
Los tejidos deadstock representan un paso significativo hacia una industria de la moda más sostenible, al adoptar estos materiales. Las marcas pueden reducir los residuos, disminuir su huella medioambiental, ofrecer a los consumidores productos únicos y exclusivos y reducir significativamente los costes de suministro. Este método de abastecimiento va a crecer en los próximos años a medida que las normativas de economía circular y las exigencias de sostenibilidad de los consumidores aterricen en la industria textil, y las empresas deberán poner en marcha este tipo de estrategias sostenibles para adaptarse al próximo panorama de la moda.
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