En los últimos años, la industria de la moda ha sido objeto de un creciente escrutinio por su impacto medioambiental. Como consumidores, a menudo pasamos por alto los costes ocultos de nuestras elecciones de ropa, sobre todo cuando se trata de moda rápida. Esta entrada del blog profundiza en las consecuencias medioambientales de la industria textil, explorando las diversas formas en que nuestros hábitos de vestir contribuyen a la contaminación, los residuos y el cambio climático.
La producción textil es un proceso que consume muchos recursos y que tiene un coste significativo para nuestro medio ambiente. Desde el cultivo de las materias primas hasta la fabricación de las prendas acabadas, cada paso de la cadena de suministro tiene su propio conjunto de retos medioambientales.
El viaje de una prenda comienza con la producción de materias primas. El algodón, una de las fibras naturales más utilizadas, es especialmente problemático. El cultivo convencional de algodón es responsable del 24% del uso mundial de insecticidas y del 11% del uso de pesticidas, a pesar de ocupar sólo el 2,4% de la tierra cultivada del mundo. Estos productos químicos no sólo dañan los ecosistemas locales, sino que también suponen un riesgo para la salud de los agricultores y las comunidades cercanas.
Las fibras sintéticas, como el poliéster y el nailon, se derivan del petróleo, un recurso no renovable.
La extracción y el procesamiento de estos materiales contribuyen a la contaminación del aire y del agua, así como a las emisiones de gases de efecto invernadero..
Una vez obtenidas las materias primas, se someten a diversos tratamientos para convertirlas en tejidos utilizables. Estos procesos suelen implicar productos químicos agresivos y grandes cantidades de energía. Por ejemplo, el teñido y acabado de textiles es una fuente importante de contaminación del agua. Según el Banco Mundial,el teñido y el tratamiento de textiles contribuyen hasta en un 20% a la contaminación mundial del agua industrial.
El proceso de fabricación también incluye:
La industria de la moda consume mucha energía en todas sus fases, desde la fabricación hasta el transporte y la venta al por menor.
Muchas fábricas de países en desarrollo dependen de la electricidad generada con carbón, lo que agrava aún más la huella de carbono de la industria. La presión por una producción más rápida y unos productos más baratos ha llevado a un mayor consumo de energía, con poca consideración por la eficiencia o la sostenibilidad.
Para ponerlo en perspectiva:
Reducir el consumo de energía en la industria de la moda es crucial para mitigar su impacto medioambiental.
Uno de los problemas medioambientales más acuciantes asociados a la industria de la moda es la contaminación del agua. El sector textil es famoso por su uso intensivo de productos químicos y su impacto en los recursos hídricos.
La producción textil implica un cóctel de productos químicos nocivos, como tintes y pigmentos, disolventes, blanqueadores ópticos, suavizantes o impermeabilizantes.
Muchas de estas sustancias son tóxicas, persistentes y bioacumulativas, lo que significa que se acumulan en el medio ambiente con el tiempo. Cuando se vierten en los cursos de agua, pueden causar graves daños a los ecosistemas acuáticos y a la salud humana.
Algunas de las sustancias químicas más nocivas utilizadas en la producción textil son:
En muchas regiones productoras de textiles, especialmente en los países en desarrollo, las instalaciones inadecuadas de tratamiento de aguas residuales hacen que los efluentes tóxicos se viertan a menudo directamente en ríos y lagos. Esta contaminación no sólo perjudica a la vida acuática, sino que también afecta a los medios de subsistencia de las comunidades que dependen de estas fuentes de agua para la pesca, la agricultura y el uso cotidiano. Las consecuencias de esta contaminación son de gran alcance:
La contribución de la industria de la moda al cambio climático es considerable y a menudo se subestima. Desde su producción hasta su eliminación, las prendas de vestir generan emisiones de gases de efecto invernadero en todas las etapas de su ciclo de vida.
La fabricación de textiles requiere un uso intensivo de energía, gran parte de la cual procede de combustibles fósiles.
Para desglosar la huella de carbono de la producción de ropa:
El auge de la moda rápida ha agravado la huella de carbono de la industria al fomentar el consumo excesivo.
El consumidor medio compra hoy un 60% más de prendas que hace 15 años, pero conserva cada prenda sólo la mitad de tiempo. Esta cultura de usar y tirar conduce a un aumento de la producción y, en consecuencia, de las emisiones.
Las marcas de moda rápida suelen lanzar nuevas colecciones cada pocas semanas, animando a los consumidores a actualizar constantemente sus armarios. Esta rápida rotación de estilos no sólo aumenta las emisiones de producción, sino que también conlleva un transporte más frecuente de mercancías, contribuyendo aún más a la huella de carbono de la industria.
Incluso después de que una prenda se deseche, su impacto medioambiental continúa.La ropa que acaba en los vertederos libera metano al descomponerse, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el dióxido de carbono a la hora de atrapar el calor en la atmósfera. Además, la incineración del stock no vendido, una práctica empleada por algunas marcas de moda, libera más gases de efecto invernadero y sustancias tóxicas a la atmósfera. Reintroducir estas existencias no vendidas en mercado de tejidos usados como Recovo ayuda a las marcas a reducir las emisiones al final de la vida útil de sus productos y también a reducir sus costes de compra.
El modelo lineal de la industria de la moda "tomar-hacer-desechar" ha dado lugar a una cantidad de residuos textiles sin precedentes. Estos residuos no sólo ocupan un valioso espacio en los vertederos, sino que también suponen una importante pérdida de recursos y energía.
Las cifras son asombrosas:
Este desperdicio no es solo el resultado del comportamiento del consumidor; también está incorporado en el modelo de negocio de la moda rápida. Muchas marcas sobreproducen deliberadamente, y el inventario no vendido suele incinerarse o enviarse a vertederos.
Las consecuencias medioambientales de estos residuos son graves:
Las fibras sintéticas, que constituyen alrededor del 60% de los materiales de la ropa en todo el mundo, plantean un reto especial en lo que respecta a los residuos. Estos materiales, como el poliéster, el nailon y el acrílico, son esencialmente una forma de plástico. Pueden tardar cientos de años en descomponerse, si es que llegan a hacerlo.
La persistencia de las fibras sintéticas en el medio ambiente provoca:
Aunque el reciclaje parece una solución obvia para los residuos textiles, la realidad es más complicada. Actualmente, menos del 1% de los residuos textiles se reciclan en ropa nueva. Esta baja tasa se debe a varios factores:
Además, la complejidad de las prendas modernas, con sus mezclas de diferentes fibras y la presencia de adornos, cremalleras y botones, hace que el reciclado sea un proceso difícil.
Explore la innovadora solución de reciclaje textil en la página web de Recovo.
Para abordar el creciente problema de los residuos textiles, muchos en la industria abogan por un cambio hacia la moda circular. El objetivo de este enfoque es eliminar los residuos y la contaminación, mantener los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales. Las estrategias de la moda circular incluyen:
Aunque todavía se encuentra en sus primeras etapas, la moda circular representa un camino prometedor hacia la reducción de los residuos textiles y la creación de una industria más sostenible.
Algunas iniciativas innovadoras de moda circular incluyen:
Uno de los impactos medioambientales menos visibles pero igualmente preocupantes de la industria de la moda es la contaminación por microfibras. Cada vez que lavamos ropa sintética, se liberan diminutas fibras de plástico en nuestros cursos de agua, que acaban llegando a los océanos.
Las cifras son alarmantes:
Estas fibras microscópicas son demasiado pequeñas para ser filtradas por la mayoría de las plantas de tratamiento de aguas residuales, lo que permite que pasen directamente a los ríos y océanos.
La omnipresencia de la contaminación por microfibras es asombrosa:
Una vez en el océano, las microfibras pueden tener efectos devastadores en los ecosistemas marinos:
Aún se están estudiando las consecuencias a largo plazo de la contaminación por microfibras sobre la biodiversidad marina y la salud humana, pero los primeros resultados son preocupantes.
Algunos de los efectos observados son:
Abordar la contaminación por microfibras requiere actuar a múltiples niveles:
Están surgiendo soluciones innovadoras, como:
En conclusión, el coste medioambiental de la moda rápida es polifacético y de gran alcance.Desde la contaminación del agua y las emisiones de carbono hasta los residuos textiles y la contaminación por microfibras, el impacto de la industria en nuestro planeta es significativo. Sin embargo, con la creciente concienciación y la aparición de soluciones innovadoras, hay esperanza para un futuro más sostenible en la moda. Como consumidores, tenemos el poder de impulsar el cambio a través de nuestras elecciones, apoyando a las marcas que dan prioridad a la sostenibilidad y adoptando hábitos de consumo más conscientes.
Recovo creates circular solutions for the fashion industry. We cover various aspects of the circular economy for brands:
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